Introducción: Una edad de oro de la ciencia ficción
A lo largo de la historia de la humanidad se han sucedido diversas
edades de oro, tiempos en los que una civilización o cultura ha
llegado a su máximo apogeo dejando tras de sí un gran legado. El
género que nos ocupa también ha vivido más de
una época dorada, si bien es justo que reservemos el nombre
de Edad de Oro, con reverencia, a los años fundacionales del género
tal como lo conocemos hoy en día. En este sentido, en las últimas
décadas hemos vivido un período muy fructífero y fértil de la
ciencia ficción, y creo que la novela que trataremos aquí se puede
considerar uno de sus máximos exponentes.
Anticipación informática
Ciencia y ficción interaccionan. A simple vista, uno puede pensar
que género que nos ocupa simplemente predice los avances
científicos y tecnológicos, pero con frecuencia funciona al revés:
un descubrimiento científico o la aparición de una tecnología
puede abrir una puerta a un terreno inexplorado anteriormente,
proporcionando nuevos temas y argumentos. De esta manera, una vez la
(tecno)ciencia ha establecido una base la ficción es libre para
volar a donde ningún hombre ha llegado jamás...
Amazing Stories, June 1963 Vol.37 Núm. 6 |
La cosa cambia a partir de los ochenta. En la década anterior se
estaba gestando un novum muy poderoso que lo
arrasaría todo: Internet y el auge de las tecnologías de la
información. En el terreno literario tendremos
que esperar al año 1984 para ver reflejado este cambio: me refiero a
la aparición de la obra Neuromante de William Gibson y
el nacimiento del género ciberpunk. En su momento se dijo que
la reacción fue tardía: es cierto, los elementos ya estaban ahí
desde hacía años. Como vemos en este caso los avances
tecnocientíficos y su repercusión social fueron antes que su
reflejo en la ciencia ficción, tanto en el terreno literario como en
otras expresiones artísticas (el cine fue un poco más rápido: las
películas TRON y Juegos de guerra datan de 1982 y 1983
respectivamente).
Sin embargo el género rápidamente se puso las pilas, apareciendo
una nueva generación de escritores, como el propio Gibson o Bruce
Sterling, y algunos veteranos que no tuvieron inconveniente de
apuntarse al carro, imaginando -anticipando- las posibilidades del
nuevo paradigma en todo su
potencial. Se había creado un terreno fértil, inexplorado en gran
parte por aquel entonces, que ha proporcionado -y sigue haciéndolo-
excelentes obras.
De los temas clásicos, espacio, contacto extraterrestre, viajes en
el tiempo, etc. se añade uno nuevo al que podríamos denominar, si
se me permite, anticipación informática; es decir, basado
principalmente en especulaciones de sobre las tecnologías de la
información y su repercusión en la sociedad. ¿Es un tema realmente
nuevo? Ya hemos visto que no, sin embargo los nuevos conocimientos le
han dado un nuevo sentido al objeto tratado. Además, paralelamente
se alcanza un punto de madurez del género nunca visto, en el que se
asume una complejidad creciente del mundo en que nos rodea, por lo
que muchas obras de ciencia ficción trabajan sobre un terreno
multidisciplinario.
La novela
A principios del nuevo siglo, concretamente el año 2002 se publica
La edad de oro. La novela consigue sorprender con un
planteamiento intenso, muy complejo. Junto con sus secuelas Fénix
exultante y La trascendencia dorada, recibe excelentes
críticas. Un trabajo realmente impresionante, más tratándose de
una primera obra.
Por otra parte la reciente publicación de la muy recomendable El
ladrón cuántico de Hannu
Rajaniemi, novela que como reconoce el propio autor
está en deuda con la que nos ocupa, hace que este sea un buen
momento para recordarla.
La novela se editó en España en el año 2004 por lo que es posible
que muchos de vosotros la conozcáis. Sin embargo, me gustaría
aportar el punto de vista que expondré en la continuación de esta entrada. Sin duda la novela lo merece.
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