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martes, 24 de diciembre de 2013

AD ASTRA, una selección de relatos de Peter Watts

Yo soy de esos a los que Blindsight (2006) impresionó profundamente. Y me dejó un poco hecho polvo, todo hay que decirlo. Con otros aficionados que he podido comentarlo todos coinciden en que Visión Ciega (su título en castellano) es una novela que no deja indiferente a nadie.

Puesto que Peter Watts no se prodiga, en espera de su próxima novela prevista para el año que entra, la publicación de esta antología en castellano es una muy buena noticia. Ello es debido a dos chicas que hace poco decidieron fundar la editorial Fata Libelli y que han tenido la gran idea de publicar una selección de los relatos más representativos de este autor.

En Ad Astra encontraremos una variedad de relatos de ciencia ficción, todos orientados de una manera u otra a los temas típicos del autor. Especulaciones científicas sobre biología y evolución, mezcladas hábilmente con los avances tecnológicos; de cómo estos últimos alteran a las personas -podríamos decir que un transhumanismo no demasiado optimista- y de la misma naturaleza humana siempre en conflicto; y por supuesto alienígenas fascinantes.


Puede que por influencia de su profesión (biólogo marino), Watts posee una visión muy desencantada y cínica de la naturaleza humana. El nuestro es un universo no muy diferente al de los peces, en el que la ley suprema comer y no ser comido está por encima de cualquier norma de tipo moral. En este mismo sentido -algo muy inusual en la ciencia ficción- el autor tiene una visión muy negativa del concepto inteligencia.

Excelente cubierta de Ad Astra, por Omar Romero
Watts no tiene prisa. Va desgranando el relato de forma amena pero a la vez detallada y precisa, conduciendo al lector hasta donde lo quiere situar y hacia lo que le quiere mostrar. El lenguaje es propio del científico que es, pero a la vez consigue darle un enfoque perverso, cruel; sobretodo a través de sus personajes.

Los personajes de Ad Astra no son criaturas normales. Los hay de dos tipos: no humanos y humanos inadaptados. De los primeros no digo nada, mejor que los veáis vosotros mismos (Sense of Wonder en estado ON). Sobre los segundos, su incapacidad se debe a distintos motivos: bien han sido alterados por alguna tecnología imperfecta, bien poseen algunos traumas de origen social, o simplemente son raros per se.


Vamos a ver los relatos, en cuatro pinceladas:

Malak (2011), en el que confluyen dos temas de gran actualidad, como son el permanente conflicto de Oriente Medio y el auge de los drones en la guerra moderna (Malak en árabe significa Ángel). Una primera frase que lo dice todo: Es inteligente, pero no está despierto.

Un nicho (1990) trata sobre su especialidad, la exploración abisal. Éste fue su primer relato publicado y germen de su primera novela Starfish y sus continuaciones.

La isla (2009). Unos viajeros espaciales algo humanos cuya misión es la de crear agujeros de gusano y que se encuentran con un... obstáculo imprevisto. (publicado en español en el número 52 de la revista argentina Cuásar).

Las cosas (2010). Leído anteriormente en otra antología, no por ello dejé de disfrutarlo. Se trata de una narración de los hechos sucedidos en la película La cosa desde el punto de vista del ser alienígena. Preferible haber visto la película antes, claro. Watts simplemente lo borda, me pregunto que pensará John Carpenter.

El plato fuerte (2000, conjuntamente con Laurie Channer). En este caso también trata sobre biología marina. Una visión más cínica si cabe, rozando la caricatura. Desde las primeras páginas no deja muy bien parado al género humano, ni a ningún otro en realidad.

En fin, una lectura rápida pero nada superficial, que recomiendo y que no os dejará indiferentes. La edición cuenta además con una recomendación musical de las editoras y los interesantes comentarios del traductor Manuel de los Reyes, aunque en mi opinión mejor si los leéis al final.

No cuento más. Aceptad la palabra de alguien que ha viajado a la fosa abisal de una inteligencia perversa y hostil y ha regresado, no sin algunas magulladuras.

Por cierto, Ad Astra en latín significa a las estrellas.

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