Esta vez hablaremos de un monográfico periodístico o de
divulgación, sobre el fenómeno que se conoce como ciberguerra.
Creo que (casi) no hace falta justificar la pertinencia
de esta reseña aquí. A mi particularmente, la pregunta de cómo el auge de la
informática afecta a nuestra sociedad me llama la atención desde… cuando un
amigo me enseñó las posibilidades de su flamante ZX Spectrum; o bueno...
desde que leí la magistral Neuromante (1984) de William Gibson. De ahí que este dossier me resulte de lo más interesante.
Lo que comento aquí hace un par de décadas se consideraba ciencia ficción y
hace tan sólo una década era difícil de imaginar para la mayoría de personas e
incluso para la mayoría de gobiernos. El caso es que ahora la tecnología y los cambios que ésta comporta ya están aquí y los
Estados deben adaptarse o asumir serias consecuencias. En este sentido, como se puede comprobar en las noticias casi a diario, los tiempos que corren prometen ser apasionantes.
Apasionantes e inquietantes también. No se trata de que algún día un
ciberataque pueda eliminar nuestro historial médico o nuestros datos bancarios.
En la medida en que aumenta la dependencia informática de nuestra sociedad esto la convierte en más vulnerable a este tipo de ataques en todos los ámbitos de funcionamento.
En este sentido, pues, un monográfico como el que nos
ocupa es un instrumento útil para conocer lo que los anglosajones denominan
como the state of the art de la cuestión, sobretodo porque la
información que nos ofrecen los medios no siempre es exacta (bueno, tampoco es
que yo tenga un conocimiento profundo del tema precisamente) y también por el
uso -y abuso- del tema que se hace en la ficción, especialmente en los medios
audiovisuales.
El caso es que hoy en día vemos continuamente noticias de conflictos que son característicos de la era de la información, aunque la mayoría no son ciberguerras propiamente dichas. O puede que sí, en realidad no se sabe porque no hay un criterio claro o bien no se dispone de toda la información. Por ejemplo, el ciberataque de hace dos semanas a la empresa Sony que tantos millones de dólares le está costando a esta multinacional. Se trata (probablemente) de un ataque directo de un Estado a una empresa perteneciente a otro país. Un sabotaje de este tipo con armas físicas sin duda sería considerado un acto de guerra pero si se trata de un ataque en la red no está tan claro. Es decir, la ciberguerra sigue sus propias reglas.