Leída la primera mitad de esta antología, me gustaría
compartir aquí mis impresiones.
Supuse que esta recopilación que se edita anualmente
desde hace treinta años era una buena elección para ponerme al día de
lo que se cuece en el género y no me equivocaba. Por supuesto existen otras al mismo nivel, algunas en castellano como la excelente Terra Nova 3 (leída hace unos meses); pero
ésta que tengo entre manos considero que es una muy buena opción, tanto por la variedad de autores, entre nuevos y consagrados, como por su extensión (700
páginas de relatos de ciencia ficción se dicen pronto). Debo matizar que algunos autores son nuevos para mí (solo hace falta la introducción de cada relato para saber que la mayoría de ellos lleva bastantes años publicando). Por mi parte creo que ya va siendo hora de conocerlos.
Me gustaría entrar a fondo en cada relato pero el tiempo
apremia y además me temo que se convertiría en una reseña infumable. Por lo tanto a continuación paso a mencionar brevemente lo que me ha llamado la atención de cada uno de ellos:
The Discovered Country
de Ian R. MacLeod. Uno de los autores veteranos pero poco traducido aquí que
yo sepa (Las edades de la luz). El relato
muestra una intriga en una utopía post
mortem, situada en un mundo virtual que sólo la gente más rica se puede
permitir. Buen relato.
The Book Seller, de Lavie
Tidhar. Mi primera lectura de este autor (conocido en aquí por su
novela Osama) y debo decir que me ha
encantado tanto el relato como su estilo. La narración
se sitúa en el mismo universo de otros cuentos suyos conocido como Central Station, ambientado en un futuro
más o menos cercano en el que caben ciborgs,
inteligencias artificiales, ingeniería genética y más cosas que no puedo contaros
aquí.
Pathways, de
Nancy Kress. Otra veterana. La conocía por la novela Mendigos de España y Probability
Moon. Un relato brillante y conmovedor, que me deja mejor sabor de boca que
las novelas mencionadas. En realidad el motivo cienciaficcional es mínimo: en la América profunda, una joven
perteneciente a una familia de paletos que padecen una alteración genética
degenerativa accede a participar en un programa experimental.
A Heap of
Broken Images, de Sunny Moraine. Relato sobre
genocidios coloniales. Pasable.
Rock of Ages,
de Jay Lake. No es ciberpunk,
pero se le acerca. Bio/ciberpunk es
más exacto. Un thriller situado en un futuro relativamente cercano que resulta
ser más complicado e incontrolable que nuestro presente, con demasiadas
incertidumbres como para que podamos dormir tranquilos. Cuando quise saber más
de este autor me entristeció saber que había fallecido unos meses antes. El relato es muy bueno.
Rosary and
Goldenstar, de Geoff Ryman. Una ucronía en la que aparecen algunos
personajes históricos como el astrónomo danés Tycho Brahe y William Shakespeare con unos papeles algo cambiados. No
acabé de entrar en la historia ni en su comicidad, si es que la tiene. Siendo
honestos debo asumir que me pierdo matices de la lengua inglesa y lo
mismo puede aplicarse a la biografía de estos personajes históricos.
Gray Wings,
de Karl Bunker. El escritor más novato de los leídos, con unos pocos
relatos publicados hasta la fecha. Una interesante historia sobre una
participante en una carrera de élite por todo el mundo y sobre la gente de los
países pobres que sobrevuela.
The Best We
Can, de Carrie Vaughn. Me encantan las
historias de primer contacto, especialmente si son tan plausibles como Contact de Carl Sagan. O como ésta, en
la que se nos muestra como los obstáculos de la burocracia científica pueden poner en
riesgo un descubrimiento único en la historia de la humanidad.
Transitional
Forms, de Paul J. McAuley. Tengo debilidad por este autor y he
leído bastante de su obra (conocido aquí por El beso de Milena y también por The
Quiet War, lamentablemente no traducida). Aquí se mueve a sus
anchas con una historia de tecnobiología desbocada.
Precious Mental, de
Robert Reed. Situada en el mismo universo de la novela Tuétano. Este autor me resulta un poco frustrante: me fascinan sus
argumentos pero en cambio su forma de escribir tiende a aburrirme.
Martian Blood, de
Allen M. Steele. Recuerdo que hace muchos años leí un relato de este autor, el que
daba origen a la saga Coyote. No me
acabó de convencer. Aquí un poco mejor, una historia sobre colonialismo, es
decir sobre indios sobre marcianos.
Al parecer el colonialismo es uno de los temas estrella de la antología.
Zero for
Conduct, de Greg Egan. Una buena historia, sorprendente
por lo que uno espera de este autor (Cuarentena, Ciudad Permutación,
Axiomático). Trata un tema inusual en él y muestra su faceta más humanista, protagonizada
por una jovencísima investigadora iraní. Y el relato es bueno.
The Waiting
Stars, de Aliette de Bodard. Situada dentro
del Universo de Xuya. Una buena historia,
me da la impresión que debe mejorar en el contexto de sus otros relatos de este
universo.
A Map of
Mercury, de Alastair Reynolds. Uno de los grandes
de la space opera moderna (Espacio
revelación, Casa de Soles). Muy de su estilo, es decir una historia bien
contada y con sense of wonder.
One, de
Nancy Kress. El segundo relato de la autora en esta antología. Para mí los
dos son de lo mejor. Cuando un garrulo adquiere un superpoder no esperes que se
dedique a salvar el mundo. Dicho más finamente, cómo reaccionaría una persona
vulgar cuando unas circunstancias la convierten en muy especial.
Murder on
the Aldrin Express, de Martin L. Shoemaker. El relato va de
Agatha Christie meets space travel. Creo
que esta debe ser la intención del autor a juzgar por el título y el argumento:
el capitán de un carguero en un trayecto entre Marte y la Tierra debe investigar
un asesinato que se cometió en el Planeta Rojo. La intriga está bien contada.
Aquí termino esta primera reseña. Como podéis ver el
nivel de los relatos es que hay de todo, pero si tenemos en cuenta el conjunto el
resultado es muy bueno por la gran variedad de visiones fantásticas
concentradas en este (medio) volumen.
En fin, prosigo con la lectura, que estoy alternando con
otros libros. Ya os contaré si la otra mitad cumple las expectativas altas que ésta
ha creado.
Por cierto, ¿Qué opináis de la portada del gran Jim Burns? A mí me parece
genial.
PODÉIS LEER LA CONTINUACIÓN DE ESTA ENTRADA AQUÍ
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