THE WORD FOR THE BLOG IS SCIENTIFICTION

sábado, 8 de febrero de 2014

Solaris, de Stanislaw Lem

Mientras escribo estas líneas me doy cuenta de que no es fácil reseñar esta novela. En doscientas y pico páginas resulta ser en algunos aspectos tan inconmensurable como el planeta que le da nombre.

A sabiendas que de este libro ya se ha hablado mucho, aquí querría comentar mi experiencia lectora, la cual ha sido un poco accidentada, todo hay que decirlo, por razones que comento al final.

En fin, no está de más recordar los grandes clásicos. Que vaya por delante que una reseña de pocas páginas como esta está condenada a ser superficial.


El océano Solaris

Solaris es un océano. Desde las grandes ventanas de la base que levita magnéticamente a 400 metros de la superficie se puede observar el perpetuo movimiento de sus olas, bañadas por los espectros cambiantes de dos estrellas. Solaris al igual que el océano es infinito, misterioso, impredecible e incluso traicionero.


El planeta Solaris es una excepción en el universo conocido. Muestra fenómenos que escapan a los conocimientos científicos, por ejemplo una órbita que elude las leyes de la física conocidas; o bien por los impresionantes fenómenos que aparecen en su superficie, los cuales han sido tan detalladamente estudiados como poco comprendidos. Se asume que es una entidad inteligente, pero se asumen muchas cosas y no se sabe ninguna con certeza. Si realmente es un organismo inteligente de tamaño planetario, todos los intentos de contacto, o bien de comprender qué o cómo piensa, si es que piensa en el sentido humano del término, desde hace más de un siglo que escapan a la capacidad de los científicos solaristas.

Cuando el psiquiatra Chris Kelvin llega a la base se encuentra con un panorama desolador. Todo está hecho un desastre y cuando intenta contactar con los otros dos científicos (se acaba de enterar que el tercero ha muerto) éstos se muestran extrañamente esquivos. Pronto tendrá ocasión de comprobar cómo el planeta Solaris hace de las suyas con los inquilinos de la estación, jugando con su psique, poniendo a prueba sus convicciones científicas y su cordura. ¿Por qué? Quizás les esté devolviendo parte de su ciencia tan intrusiva, o simplemente esté poniendo en su sitio la soberbia humana. Quizás...

Esto es lo que más me ha gustado de Solaris, que permite muchas lecturas.


La solarística

Solaris es una novela de ciencia ficción en el sentido literal de término. En realidad estamos acostumbrados a ver los productos de la ciencia, en forma de descubrimientos o de sus derivados tecnológicos. En este caso en cambio vemos una completa descripción sobre la ciencia en sí misma, en cuanto a su funcionamiento y como veremos en cuanto a sus límites.

Los estudiosos del planeta se llaman a sí mismos Solaristas y a su disciplina le han asignado el nombre de Ciencia Solarista o Solarística. Durante más de un siglo los solaristas han acumulado un ingente corpus científico que Lem nos va detallando a lo largo de la novela. Este es sin duda una de sus aspectos más logrados, cómo se nos describen las diversas expediciones al planeta, cómo con el paso del tiempo se suceden diversos paradigmas y teorías para intentar explicar sus fenómenos; los grandes debates teóricos, a la vez que se sugiere la infinita cantidad de experimentos e hipótesis, registros y mediciones de todo tipo que los científicos han practicado en el planeta.

Por que lo más fascinante es que todo esto no ha servido para nada. El trabajo de los solaristas ha sido en vano. Solaris nos muestra las limitaciones de una ciencia que pretende atribuirse el monopolio del conocimiento del universo y fracasa estrepitosamente. Lo cual no deja de ser paradójico, que una novela de ciencia ficción trate de lo que la ciencia no puede abarcar.

En sentido filosófico Solaris es lo incognoscible. Quizás existan otras formas de conocimiento que puedan estudiar el fenómeno pero también es posible que cualquier intento humano esté condenado al fracaso y -otra paradoja- podemos ver que en un contexto futuro en el que ya se ha superado la religión sólo se pueda acudir en una explicación de este tipo, como sugiere Lem en boca del protagonista. Solaris es una bofetada a la cosmovisión moderna del universo.
Solaris, 1a edición. Polonia, 1961. Un blog de ciencia ficción en busca de un nombre
Solaris, 1a edición. Polonia, 1961


Algunas de las cosas que a mi me sugiere Solaris:


Solaris es una crítica a la ciencia y a su futilidad en las cuestiones más trascendentales del hombre.

Una crítica del antropocentrismo.


La ciencia puede convertirse en un sistema de dominación en si misma


La incomprensión entre los seres humanos, quienes a pesar de encontrarse en una situación crítica no pueden evitar aislarse unos de otros.


Es una historia sobre el amor perdido... y de segundas oportunidades.

Cuando exploramos el universo en realidad buscamos respuestas sobre quiénes somos...


o quizás estemos huyendo de nosotros mismos.

Seguro que si la habéis leído tendréis otras lecturas diferentes.


Los solaristas

Stanislaw Lem escribió su novela en un contexto histórico determinado, correspondiente a un país de economía planificada (Polonia, 1961). Creo que esto tiene que ver con su visión de la ciencia. La novela hace alusión a algún tipo de autoridad académica centralizada en la Tierra. La ciencia que nos muestra Lem es una gran tecnoburocracia que pretende encajar el universo a sus normas, en este caso las del método científico. Los científicos -como los burócratas- se proponen añadir Solaris a su catálogo del Universo (más conocido como Enciclopedia Galáctica), se empeñan en convertirlo en algo cuantificable y predecible; eventualmente en algo explotable...

Los problemas empiezan porque existe un planeta que no encaja con estas normas. Los científicos se enfrentan a algo que su ciencia no admite como posible. En el caso de los que entran en contacto con el planeta, los inmensos archivos teóricos disponibles en la biblioteca de la base no contienen nada que les permita explicar la situación en que se encuentran. La ciencia no está preparada para admitirla y temen ser tratados por locos. Incluso ellos mismos dudan de su cordura. Sufren en su propia carne algo inaudito, algo que los confunde y los presiona hasta el límite. Parece que el planeta quiera vengarse de su insolencia (nadie les ha pedido que vayan) utilizando perversamente las debilidades de la naturaleza humana.

Esto nos conduce otro aspecto fascinante de la novela, las llamadas creaciones F. Particularmente el personaje de Harey, un fantasma del futuro, un avatar, un constructo basado en recuerdos... que por su propia humanidad empieza a ser consciente de su naturaleza y que sin embargo no puede escapar a a su trágica situación.

La novela está narrada en primera persona desde el punto de vista de Kelvin. Al principio me contrarió la psicología de este personaje. En particular me sorprendió su comportamiento poco científico, por ejemplo su histerismo y sus ataques de ira; pero como explicaré más adelante creo que la lectura apropiada es ésta: que el propio psiquiatra pierde los papeles en contacto con el planeta. Pero lo más interesante es cómo el hombre de ciencia Kelvin hace algo en que los seres humanos somos especialistas: racionaliza. Es decir, llega un momento en el que en vez de intentar alcanzar una perspectiva objetiva de la situación utiliza sus conocimientos para justificarla e impedir que ésta se resuelva.

Un apunte: a modo de ejercicio me pregunto como habría sido esta novela narrada en tercera persona.


Solaris, la novela

Como siempre cuando escribo sobre una novela procuro establecer una cuarentena y no leer otras reseñas. Está claro que de Solaris se ha hablado muchísimo y por gente mejor informada que yo. Lógicamente lo que estoy comentando aquí es un punto de vista.

En principio este punto de vista debería mencionar algunos aspectos negativos, pero creo que la traducción me ha jugado una mala pasada. Mi ejemplar es una traducción directa al catalán que publicó la desaparecida colección 2001 de Editorial Pleniluni (1988). No he encontrado ninguna información sobre la traductora, pero he llegado a la conclusión de que el trabajo es mejorable. En castellano la cosa fue muy diferente. Durante muchos años los lectores españoles (al igual que los anglosajones, según tengo entendido) tuvieron que conformarse con una traducción de otra traducción francesa (de Minotauro), pero afortunadamente en el año 2011 Editorial Impedimenta publica por fin una nueva traducción directa digna de la novela.

Solaris ed. Pleniluni. Catalunya, 1988
Resumiendo, mis dudas sobre la novela me parecían demasiado fuertes así que repasé la versión de Impedimenta. Y el caso es que para mi perplejidad la mayoría desaparecieron.

Mis críticas iniciales eran éstas:

  1. Diálogos inverosímiles y sobretodo de lectura indigesta.
  2. Saltos de continuidad en algunos momentos de la novela.
  3. La psicología de Kelvin estaba mal esbozada.

El caso es que en la versión de Impedimenta los diálogos cobran más sentido,
Ed. Impedimenta. España, 2011
los saltos de continuidad pasan a ser elipsis bien hechas y la psicología de Kelvin es un aliciente más de la novela. En realidad no tengo una manera objetiva de evaluarlo pero debo asumir que la traducción española actual es más acertada, algo que coincide con los comentarios que he leído sobre esta edición.

En fin que esto me ha obligado a rehacer la reseña. Lección aprendida pues, en el sentido de cómo una traducción puede cambiar totalmente tu percepción de una obra. A todo esto no querría quitarle méritos a la labor de Editorial Pleniluni por ofrecernos tantas obras de ciencia ficción en lengua catalana.

Si me quedara alguna crítica ésta desaparece por que Solaris es una novela que gana mucho con la reflexión. Escrita hace 53 años, hoy en día continúa siendo una obra maestra de la ciencia ficción. Con esta obra Stanislaw Lem se gana el puesto en el Olimpo de los grandes. Pienso que ser un Grand Master es algo más que un título.


Solaris es una novela de ciencia ficción única. En cierta manera es una anomalía como el planeta que describe.  

2 comentarios:

  1. Carlex me has animado. No he leído el libro, una década atrás vi a peli de Soderbergh y me desalentó bastante. Tal vez después de todo me anime con Lem.
    La experiencia me ha enseñado que siempre es mejor el libro que a película.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Saludos Anfitrión,

      Sobre las películas, dicen que la película de Tarkovsky (1972) es de largo la más respetuosa con la novela. Confieso que cuando la vi me resultó aburrida pero ahora quiero verla de nuevo porque supongo que en el primer visionado me perdí muchos detalles. La de Sodenbergh la considero bastante más entretenida pero a costa de perder la esencia de la novela y quedarse sólo con la historia de amor. Existe además una versión para la televisión soviética (1968) que puedes encontrar aquí subtitulada al inglés que puedes encontrar aquí http://www.youtube.com/watch?v=PSEGTBBHqgw (no sé qué tal está).

      Sobre la novela, qué voy a decir a estas alturas, que es un clásico imprescindible. Otra cosa es que sea de lectura amena, que en algunos momentos opino que no lo es. Por ejemplo los detalles científicos, a mi me gustaron pero algún amigo me comentó que le habían resultado pesados. Y lo mismo pasa con los diálogos.

      En fin, gracias por comentar :-)

      Eliminar