Hace
bastantes
años que abandoné los cómics Marvel. Haciendo un poco de memoria,
lo
hice por diversos motivos. El primero era... bueno, lo de siempre:
falta de tiempo y dinero. Considero que los cómics son una afición
cara, o por lo menos lo era cuando sólo podías comprarlos en los
kioskos y en soporte papel; y cuanto al tiempo disponible, cada vez
más menguante, preferí dedicarlo a los libros.
Por
otra parte Marvel sufrió unos cambios para mi nefastos, como la
marcha de dos de mis autores preferidos: Chris Claremont, el padre
de las series de mutantes, y Peter David quien llevaba bastantes años
encargándose de El
increíble Hulk.
Ya sé que quizás soy una rara
avis pero hay una cosa que valoro mucho, la continuidad; y es un bien
escaso en los cómics de superhéroes: cuando uno empieza a ver un
baile de autores y dibujantes en una serie, malo;
bien
por que no acaban de encontrar el equipo adecuado, bien porque les
gusta pasarse de una serie a otra como quien se cambia de camiseta,
el caso es que es fatal.
Además
llegaron nuevos autores que me desagradaban, como por ejemplo Rob musculitos Liefeld. Pero lo peor de todo era la manía de los llamados
crossovers,
destinados
a incrementar
las ventas al entrelazar diversas colecciones en un argumento
compartido y por tanto condicionando a los aficionados a comprar las
demás series si se quiere disponer de la aventura completa.
Lógicamente estos crossovers
también afectan -y mucho- a la continuidad y a la coherencia de los
arcos argumentales.
Por
todo lo anterior, actualmente mi único contacto con el mundo
superheroico era a través del cine. Para mi alegría debo decir que
se están estrenando películas muy disfrutables así que por este
medio se puede decir que he recuperado un poco el
gusanillo.
En
estas que un
amigo, quien además ha aportado sus conocimientos a esta reseña (Moltes
gràcies, Raül!),
me hizo una proposición que no podía rechazar: prestarme sus tomos
de uno de mis grupos favoritos, los X-Men,
guionizados por mi admirado Joss Whedon y complementado con los lápices
de John Cassaday. Joss Whedon es conocido principalmente por sus
trabajos en
televisión como creador de las series Buffy Cazavampiros, Firefly y Dollhouse, y también porque posteriormente al comic que se comenta aquí dirigirá una de las mejores películas de superhéroes hasta la fecha: Los Vengadores (2012). Al dibujante John Cassaday le conocía por su trabajo de Planetary, un cómic de ciencia ficción de obligada lectura que algún día me gustará reseñar aquí.
televisión como creador de las series Buffy Cazavampiros, Firefly y Dollhouse, y también porque posteriormente al comic que se comenta aquí dirigirá una de las mejores películas de superhéroes hasta la fecha: Los Vengadores (2012). Al dibujante John Cassaday le conocía por su trabajo de Planetary, un cómic de ciencia ficción de obligada lectura que algún día me gustará reseñar aquí.
En
fin, este
es
mi feliz reencuentro con el universo Marvel. Es mi primera reseña de
un cómic, espero que sabréis perdonarme si he incurrido en errores
o imprecisiones.
Astonishing
X-Men, de Joss Whedon y John Cassaday
Haciendo
un poco de historia, desde el final de la etapa de Chris
Claremont los cómics de la Patrulla X de encontraban en un período
de atonía del que no se recuperaron hasta que Grant
Morrison se hizo cargo de la serie, bajo el título de
New X-Men
(2001-2004).
Esto
no lo digo yo, lo cuentan en este reciente artículo de la Fancueva.
La etapa reseñada aquí viene justamente después,
y comprende los años 2004 a 2008.
Asumo que un fichaje estrella
como Joss
Whedon por fuerza implicaría cambios; en otras palabras, seguro que
éste impuso sus condiciones: imagino que la primera sería disponer
de manos libres, es decir que le dejasen desarrollar su proyecto
sin
injerencias:
tanto en el arco argumental
como en los personajes
(y por supuesto sin crossovers-basura, aunque esto no es del todo
exacto).
Un inciso:
yo
creo que las franquicias
como la que estamos tratando (los personajes son propiedad de Marvel,
no de los guionistas y dibujantes) tarde o temprano se enfrentan al
dilema de si
mantener la esencia (repitiendo
esquemas, argumentos,
villanos,
etc.) o bien renovarse con el riesgo de perder lo que podríamos
denominar como identidad de producto. En
nuestro caso no creo que a Joss Whedon
que le importase demasiado este aspecto, al fin y al cabo él estaba
de paso, pero esto no quiere decir que no le gustasen las cosas bien
hechas.
En realidad Whedon introduce pocos cambios en el
legado de Grant Morrison. Los personajes son básicamente los mismos
y por lo que me comentan su carácter tampoco varía respecto a la
revolución que supuso los New X-Men. En cambio -con este autor no
podía ser de otra manera-, una de las cosas por las que destaca de
esta etapa son unos enemigos formidables.
Resumiendo, esta etapa se divide en cuatro arcos argumentales.
El
primer arco es Gifted
(traducida aquí como El
don)
y sitúa a nuestros superhéroes como los profesores de una refundada
Escuela
de Jóvenes Talentos.
Lo primero que veremos son fuertes
discrepancias
y antipatías entre ellos, pero enseguida el equipo de mutantes
se
las verá con un misterioso
enemigo,
el alienígena Ord, que al parecer llega a nuestro planeta con la
única misión de
acabar con los X-Men
(por motivos que se nos revelarán más adelante).
A
destacar que esta primera etapa recibiría
el prestigioso premio Eisner
del año 2006.
Los
siguientes arcos se suceden, primero con una nueva e inesperada
enemiga llamada Peligro
(no
digo más),
después contra
una versión renovada de la
némesis de la Patrulla
X
que es
El club Fuego Infernal (enlazando con un magistral argumento de la etapa de Grant Morrison). Por último
se enfrentarán de nuevo a Ord -y de paso al resto de su especie- en
una aventura espacial en el planeta Breakworld.
En cuanto al dibujante John
Cassaday, el tío es muy bueno, y de hecho es un
aliciente más del cómic, pero también pienso que en algún momento no consigue plasmar los continuos giros de guión marca de la casa Whedon. Como resultado el cómic pierde algo de dinamismo al dejar descolocado el lector durante unos instantes en los cambios de escenario. No quiero que me malinterpretéis: Cassaday me gusta aquí, pero me gustaba más en Planetary.
aliciente más del cómic, pero también pienso que en algún momento no consigue plasmar los continuos giros de guión marca de la casa Whedon. Como resultado el cómic pierde algo de dinamismo al dejar descolocado el lector durante unos instantes en los cambios de escenario. No quiero que me malinterpretéis: Cassaday me gusta aquí, pero me gustaba más en Planetary.
En resumen, si Joss Whedon
pretendía
que su pase al frente de los Astonishing
X-Men
dejase marca lo consiguió plenamente en vista de las críticas
obtenidas. Entre
las virtudes de Whedon no está el comedimiento pero aquí su estilo
a veces excesivo no desentona, todo lo contrario, se encuentra a sus
anchas. Así, uno puede deleitarse con sus perversos giros
argumentales y sus diálogos whedonescos.
Esta etapa cumple
con todo lo que uno espera -o por lo menos lo que yo espero- de un
cómic de superhéroes, un buen guión con intriga, acción y
aventura, maravilla, combates fanfarrones... Si leéis
cómics de superhéroes ya sabéis a qué me refiero.
Un poco más allá...
Por lo que me comentan Marvel
sigue a lo suyo con el tema de los crossovers
por lo que yo recomendaría -si se tiene la paciencia de esperar-
comprar sagas enteras, porque así uno ya dispone de referencias
previas sobre su calidad. En el caso que nos ocupa,
la editorial Panini la ha publicado obviando el crossover que parte
por la mitad la etapa Whedon-Cassaday pero que en realidad no altera su continuidad.
Lo digo porque los comic books
me siguen pareciendo una afición cara, y por un motivo u otro
siguiendo las series mensuales uno se encuentra comprando otros
cómics que no valen la pena. Sobre el precio de los cuatro tomos reseñados aquí, se pueden conseguir por unos 65 € en
la web de la editorial Panini (en soporte papel, no los he encontrado
en soporte digital). Aunque
yo en estos momentos los compraría en English y en formato digital y
la cosa me saldría por menos de la mitad.
Lo de las referencias también
lo comento por lo que dijo el escritor Theodore Sturgeon hace ya
muchos años, que es
cierto que el noventa por ciento de la ciencia ficción es basura,
pero es que el noventa por cierto de todo es basura. Y esto
también es aplicable
a los comic books (y por supuesto a lo que te quieren hacer tragar en los crossovers). Aunque debo matizar que
siempre me ha parecido una proporción excesiva: yo diría que un 50%
de todo
es basura, un 40% se encuentra entre lo aceptable y lo bueno, y un
10% se puede calificar como arte sublime.
En fin, espero haber acertado en mi reseña y
mis opiniones sobre este medio, en caso contrario os agradeceré
vuestros comentarios. Así aprendo más :-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario